Iglesia parroquial de Santa Lucía

La iglesia de Santa Lucía de Ocón es un sólido ejemplo de arquitectura religiosa rural de finales del siglo XVI y principios del XVII. Se trata de un edificio de nave única levantado en sillería bien escuadrada, tanto en los muros de la nave como en la torre. Esta última presenta su tramo superior rehecho en ladrillo, lo que evidencia una intervención posterior que modificó su silueta original. En el lateral de la entrada se aprecian varios contrafuertes añadidos con posterioridad a la obra principal, realizados con sillería solo en las esquinas y mampostería en el resto, cuya función parece ser de refuerzo estructural frente a la complicada orografía del terreno. El acceso se resuelve mediante una elegante entrada a modo de pórtico, rematada con un tímpano triangular que protege la puerta. Sobre el punto donde estaría la clave del arco se ha reutilizado un antiguo capitel, probablemente decorado con motivos vegetales, que aporta un singular detalle escultórico al conjunto y delata el reaprovechamiento de piezas más antiguas. La puerta de madera, trabajada en bajorrelieve, añade un toque artesanal al ingreso al templo. En el interior, junto a la cabecera y en el lado del evangelio, se sitúa una sacristía de construcción posterior. En su interior destaca una curiosa fuente adosada al muro, cuyo caño adopta la forma de un “putteus” o pequeño rostro infantil, un motivo muy característico del repertorio decorativo barroco. Bajo el coro, a los pies de la nave, se encuentra la pila bautismal, seguramente contemporánea a la construcción del templo, que se protege mediante un cerramiento de rejería. El coro alto alberga un interesante órgano, testimonio del papel que tuvo la música en la liturgia y en la vida comunitaria. El aparato litúrgico se completa con un atractivo púlpito rematado por un tornavoz, sobre el que se alza la figura de un ángel trompetero, reforzando la dimensión simbólica del mensaje predicado. En el presbiterio se sitúa el retablo mayor, dedicado a Santa Lucía y San Roque, con una escena de la Crucifixión en el ático, configurando un programa devocional centrado en la protección, la salud y la fe. El templo conserva además un apreciable conjunto de patrimonio mueble: casullas y dalmáticas bordadas con motivos vegetales —restauradas hace pocos años— y destacadas pinturas que enriquecen el interior. Todo ello convierte a la iglesia de Santa Lucía de Ocón en un espacio donde arquitectura, escultura, pintura y artes decorativas se combinan para ofrecer un retrato completo de la religiosidad y el arte sacro de la comarca entre los siglos XVI y XVIII.