Iglesia parroquial de Santa Catalina



La iglesia parroquial de Santa Catalina, situada en Pipaona de Ocón, constituye uno de los conjuntos más singulares del patrimonio religioso del Valle de Ocón. Se trata de un edificio de mampostería y sillería, de una sola nave con cinco tramos y ábside ochavado de tres paños. La mayor parte de sus muros corresponden al siglo XVI, con algunos restos del XVII, aunque casi todo lo que hoy se aprecia en superficie —incluida buena parte de la decoración— responde a intervenciones del siglo XVIII. Tras una reciente y profunda restauración, el interior se cubre con una armadura de madera apoyada sobre arcos apuntados, que realza la verticalidad del espacio y aporta una atmósfera cálida. A los pies se sitúa el coro alto, apoyado sobre un gran arco muy rebajado que enmarca la entrada visual al templo. El acceso principal se abre en el lado sur, en el penúltimo tramo, mediante una portada de medio punto con intradós mixtilíneo, hoy en mal estado debido a la fragilidad de la piedra arenisca. Completan la planta la sacristía, ubicada al norte del primer tramo, y la torre a los pies, hacia el sur, compuesta por dos cuerpos cuadrados de mampostería y ladrillo, con sillería en los vértices, rematados por un último cuerpo, cúpula y linterna también de ladrillo. Esta torre, concebida en ladrillo imitando la cantería, alcanza una notable originalidad por la ligereza visual que confiere al conjunto. En la cabecera, flanqueando el presbiterio, dos hornacinas con imágenes acompañan el retablo mayor, presidido por la figura de Santa Catalina. El resto del programa se resuelve principalmente mediante pintura, combinando así escultura y lienzo en un discurso devocional propio del siglo XVIII. En el testero, del lado de la epístola, se conserva un pequeño retablo de banco y cuerpo, cuyo fondo pictórico representa un Calvario, sobre el que se superpone un Crucificado romanista de 1620, atribuido al maestro del retablo de los Mártires de La Villa. Especialmente interesantes son los dos relieves del banco, y en particular el del Sacrificio de Isaac, que constituye una magnífica muestra de las composiciones narrativas de la época. La presencia de una pila bautismal posiblemente barroca, junto con el conjunto de retablos, pinturas y esculturas, refuerza el valor artístico y litúrgico de la iglesia. Todo ello convierte a la parroquia de Santa Catalina no solo en un lugar de culto, sino en un referente patrimonial para comprender la evolución arquitectónica y artística de las iglesias rurales riojanas entre los siglos XVI y XVIII.

Dirección

C. Real-Pipaona-, 16, 26147 Pipaona, La Rioja

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